Portada: Arenas Basabe Palacios
El urbanismo participativo es el futuro. Tiene sus bases en los modelos alternativos de concepción del urbanismo y reivindica el derecho que tiene la ciudadanía a formar parte de la toma de decisiones respecto a la morfología y usos de las ciudades, un terreno, hasta el momento, gestionado por técnicos cualificados y administraciones públicas.
Te contamos las bases de este modelo urbanístico en desarrollo y las razones que están haciendo del urbanismo participativo una nueva forma de concebir las ciudades.
La ciudad es ese escenario donde los seres humanos se asientan y donde el proceso de evolución y cambios en las mismas han estado marcados por sucesos políticos, económicos y sociales de cada periodo. Estas situaciones y circunstancias han afectado a los ciudadanos, pero también a la configuración de las ciudades.
El urbanismo participativo se puede definir como aquel donde las autoridades políticas y los ciudadanos deciden de forma conjunta cómo adaptar y mejorar los barrios de la ciudad. Las dinámicas de los ciudadanos, el uso que le dan a las ciudades y los entornos en los que se mueven son cuestiones que marcan la necesidad de este nuevo concepto.
Durante años, se puso el foco en la necesidad de integrar los automóviles en las ciudades, remodelando incluso calles para facilitar su tránsito. En la actualidad eso ya no tiene cabida y la tendencia es al contrario: crear un modelo de ciudad por y para los ciudadanos.
En cuanto a las características del urbanismo participativo, podemos decir que surgen de una serie de iniciativas en las que los ciudadanos adquieren un rol activo en la configuración de la ciudad a través del cambio en la organización de los espacios urbanos.
Este concepto hace referencia a la participación del ciudadano en el diseño urbano. Estas participaciones son a veces espontáneas y surgen con la necesidad de transformar los espacios urbanos comunes. Son actuaciones que plantean el urbanismo de abajo hacia arriba, mirar las ciudades desde la base, atender a la capa social.
Nombramos el tema de las reivindicaciones porque algunas de estas iniciativas respecto a la configuración urbanística de las ciudades, surgen de la voluntad de denuncia de los ciudadanos. Siendo estos los afectados o beneficiarios directos de los cambios que sufre su entorno, se ve una clara necesidad de que intervengan en los procesos de cambio.
En este contexto, podemos mencionar también que en los últimos años se ha dado un “despertar ciudadano” en el que se ponen de manifiesto las inconformidades de los ciudadanos con el entorno y el manejo político-económico de los recursos de las ciudades.
El uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación es esencial para que se dé esta participación ciudadana de la que hablamos. Favorecen, por un lado, la participación de los ciudadanos de forma más rápida, fácil y económica, y por otro lado, ayudan a difundir y ampliar el alcance de estas consultas.
Si bien hace algunos años todos estos conceptos estaban en el aire, hoy podemos afirmar que las herramientas digitales que tenemos a nuestro alcance los han materializado y ya existen algunos ejemplos en los que ha entrado en juego el urbanismo participativo.
Se trata del primer proyecto de gran envergadura realizado en España con colaboración de los ciudadanos. En 2015, Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, dió la posibilidad a los ciudadanos empadronados mayores de 16 años de participar y opinar sobre las futuras obras de mejora en la zona. Se realizó un Concurso de Ideas de las que surgieron cinco proyectos, que quedaron en tres después de un descarte realizado por técnicos cualificados.
En el proyecto ganador se valoraba un incremento en el arbolado de la zona, más zonas peatonales y la conexión con Gran Vía.
Otro proyecto que podemos poner como ejemplo de urbanismo participativo, es el que surgió en 1999 en el Barrio Trinitat Nova a raíz de las malas condiciones del barrio, afectado por problemas de aluminosis.
Los vecinos participaron de forma activa en los planes urbanísticos, definiendo el barrio que quieren tener: un ecobarrio basado en la sostenibilidad urbana.
Otros países del mundo han comenzado a incorporar estos procesos mucho antes que España. Son característicos de las democracias más avanzadas.
En conclusión, vemos en el urbanismo participativo grandes oportunidades y también algunos riesgos, pero lo que supone son grandes retos para las administraciones y para los ciudadanos. Las administraciones por verse forzadas a asumir un nuevo rol y sentir la obligación de relacionarse con los ciudadanos, y los ciudadanos, por su parte, por tener el compromiso de adaptar las herramientas a todos los públicos y conseguir una representación óptima de todos los habitantes de las ciudades en las decisiones sobre los espacios urbanos.
El Máster de Arquitectura en Vivienda Colectiva (Master in Collective Housing) es un programa de postgrado internacional avanzado presentado por la Universidad Politécnica of Madrid (UPM) y el Swiss Federal Institute of Technology (ETH) de Zurich.
El plazo de admisión para la edición de 2021 está abierto desde febrero de 2020 y permanecerá abierto hasta 10.02.2021 o hasta que se cubran la última plaza.
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